Elementos de la comunicacion literaria en el teatro noveno grado
La comunicación en el teatro
El
teatro supone una forma muy compleja de comunicación. En primer lugar vamos a
ver una explicación simple del proceso de comunicación.
La
comunicación consiste en la transmisión de un mensaje, que puede contener
información de muy diversas clases (información, sentimientos, opiniones,
órdenes, ruegos, etc.) desde un elemento emisor a un elemento receptor.
Este mensaje tiene que estar elaborado en un código común al receptor
y al emisor, un sistema de signos que ambos conozcan. Por ejemplo, podremos
establecer comunicación con alguien que se exprese en el código de la lengua
china sólo si conocemos nosotros también ese código. Naturalmente, la
transmisión de los signos tiene que realizarse sobre un soporte físico, al que
llamaremos canal; puede ser un mensaje oral, en cuyo caso el canal son las
ondas sonoras del aire, o un mensaje escrito o dibujado, y entonces el canal es
la luz. Así mismo, el contexto influye en la transmisión del mensaje,
es decir, las condiciones concretas en que un mensaje se produce en el emisor y
llega al receptor. Determinados signos no tienen el mismo valor en diferentes
contextos: la palabra operación tendrá un valor diferente, por ejemplo, según
se diga en un banco, en un hospital, en una clase de matemáticas o en un
cuartel. Pero muchas más cosas pueden formar el contexto de un mensaje, desde
la situación social, la personalidad de los participantes en el acto
comunicativo. En el lenguaje escrito se considera contexto todo lo que precede
y sigue a un signo, el tema del que se trata, etc.
Así
que ya tenemos los elementos básicos en cualquier acto de comunicación:
Emisor:
el que emite el mensaje.
Receptor:
el que lo recibe.
Mensaje:
información que se transmite.
Código:
sistema de signos que conocen tanto el emisor como el receptor.
Canal:
medio físico por el que se transmite el mensaje.
Contexto:
situación compleja en la que se transmite el mensaje y en la que se hayan tanto
el emisor como el receptor.
Podemos
aplicar este esquema al teatro, y nos daremos cuenta de que se trata de un acto
de comunicación muy complejo.
Comenzamos
por el emisor. En teatro son múltiples, no uno solamente. El primero de todos
sería el dramaturgo que escribe la obra dramática, preparada para que sirva de
base a una representación teatral. Si el texto dramático es una creación
colectiva, como ocurre a veces en grupos independientes, entonces este primer
emisor estaría compuesto por varias personas también. Esa obra ya de por sí es
un mensaje complejo, donde se representan emisores y receptores múltiples, que
serían los personajes que aparecen en el diálogo, más las indicaciones del
autor para la representación, todo ello expresado en un código lingüístico
determinado, el de la lengua en que esté elaborado el texto. A continuación,
nos encontramos con un segundo emisor, que sería el director de escena que
pretende representarla, el cual coordina y organiza según un plan personal o
colectivo, de carácter creativo, a una serie de emisores. Los actores son los
encargados de transmitir los mensajes en varios códigos: lingüístico, cinésico,
espacial y gestual. Actúan como emisores y receptores alternativos entre ellos,
y como emisores respecto al público. Aún se suman otros emisores, que serían
los diferentes artistas que producen mensajes de carácter icónico, como los
diseñadores de vestuario y los escenógrafos, además de los diseñadores de luz,
que aportan también significados en códigos específicos. Por lo tanto tenemos,
un mensaje complejo, expresado en varios códigos, por un grupo de emisores,
dirigidos todos por un emisor principal, el director de escena, que a su vez
trata de transmitir un mensaje original producido por un dramaturgo.
El
receptor es también múltiple, pues se trata del público. Este receptor domina
colectivamente el código lingüístico, pero no en la misma medida, es decir, no
para todos por igual, los diferentes códigos en que el mensaje se expresa, pues
sólo algunos conocedores interpretarán todos los signos que se ofrecen del
mismo modo. Generalmente, en el mismo acto de la comunicación no se produce
reciprocidad, es decir, el receptor no responde al mensaje de los diferentes
emisores; alguna rara vez el público como receptor puede convertirse en emisor
directamente. Lo cual no quiere decir que sea un receptor pasivo por completo;
tiene también su propio código de expresión durante la emisión y recepción del
mensaje, con sus aplausos, sus risas o sus silencios.
Los
códigos, ya se ha dicho, son variados, y pueden predominar unos sobre otros.
Visual, lumínico, gestual, cinésico, lingüístico, musical, son códigos que
pueden aparecer y ser predominantes en una representación teatral, pero que
suelen combinarse según jerarquías y cualidades de una manera armoniosa.
Naturalmente,
los canales de comunicación son de dos tipos: visuales y auditivos, ondas
sonoras y luz.
Los
contextos pueden variar considerablemente y marcarán ante qué tipo de teatro
nos encontramos.
De
este sencillo análisis confirmamos lo dicho anteriormente, que el teatro es un
caso de comunicación complejo donde los elementos principales se multiplican.
Un análisis más profundo puede dar mayor complejidad a este tipo de
comunicación, pero lo principal se resume en lo dicho anteriormente.
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